En este camino, impregnar a la comunidad educativa con el propósito, los objetivos a largo y corto plazo, generar ambientes colaborativos, de confianza, productivos, conectar la escuela con su entorno y estimular las capacidades de los integrantes de la comunidad, son solo algunas de las tareas que tienen en sus manos.
El trabajo de la comunidad educativa no queda solo en la escuela. Los líderes educativos son los llamados a re-imaginar la educación, siendo este rol aún más preponderante en tiempos desafiantes como el actual. Solo de esta manera, podrán contribuir a formar la sociedad que este siglo necesita.