“Los líderes de la educación necesitan inspirarnos a creer que somos capaces de ser grandes lectores”

Entrevista a Kristina Cordero 

Directora de Desarrollo e Investigación de Producto en Beereaders

¿Cómo es el mundo de la literatura juvenil en Latinoamérica? ¿Cuáles son sus hábitos lectores? ¿Dedican parte de su tiempo libre a la literatura? Conversamos con Kristina Cordero, Directora de Desarrollo e Investigación de Producto en Beereaders y Licenciada en Lenguas Romances de Harvard College de Harvard University, quien a pocos días de su presentación en el II Seminario de Innovación en el Aprendizaje de la Lectura, nos contó desde su experiencia, cómo ve la relación que los jóvenes de Latinoamérica tienen con la lectura.

Leer es sin duda una de las habilidades fundamentales en el desarrollo del ser humano y en el proceso de aprendizaje de niñas, niños y jóvenes. Ya sea en papel o a través de una pantalla, una adecuada comprensión lectora entrega herramientas que hacen posible generar un entendimiento transversal, único y propio del mundo actual.

Por lo mismo, promoverla la lectura es un desafío constante que docentes y líderes de la educación deben afrontar, fomentando que niñas, niños y jóvenes se involucren con los contenidos, desarrollen sus conocimientos y se inserten de forma activa en la sociedad. Entonces, ¿cómo mejoramos la comprensión lectora  y las ganas de leer?

Kristina, algo que ha quedado en evidencia en los últimos años, es que Chile es un país de poco hábito lector, sin ir más lejos, el Estudio Global GfK: Frecuencia en la lectura de libros, desarrollado por la empresa alemana de investigación GfK en 2017, señaló que “A nivel global, 59% dice leer al menos una vez a la semana versus el 40% de la población chilena”

Tu cuentas con una amplia experiencia trabajando desde el área de la literatura, pero también observándola. ¿Cuáles son para ti las grandes falencias que existen hoy en Chile en cuanto a la alfabetización, la comprensión lectora y el mismo interés por leer?

Creo que Chile ha avanzado mucho en esta materia en los últimos años, con bibliotecas buenas en muchas escuelas, bibliotecas infantiles y comunitarios en los diferentes rincones del país, y profesores y bibliotecarios/as que cada vez tienen más herramientas y conocimientos que antes. Pero también, creo que hay una brecha generacional con la lectura; que la gente más grande no comprende ni valida lo que lee la gente joven. Creo que es necesario redefinir la lectura, abrirla a nuevos formatos, géneros y temas, traerla al siglo XXI.

No se limita a libros físicos o textos recomendados por el plan lector, hay que validar la cultura que consume la gente joven en su tiempo libre, a veces creo que hay mucha solemnidad alrededor de la lectura. Debe ser un espacio de alivio, de entretención, de conexión espiritual casi, y mucha gente joven lo ve como una tarea aburrida. Eso es un problema, la motivación y la autopercepción de ellos como lectores.

¿Y qué pasa con Latinoamérica? ¿Crees que este es un escenario que se replique o en otras partes del mundo?

Absolutamente. En Chile, los que trabajamos en educación estamos muy pendientes de los resultados de pruebas estandarizadas como PISA, y lamentamos todo lo que le queda a Chile por mejorar, pero ahora mismo, estoy radicada en Estados Unidos y aquí se habla de lo mismo: la lucha por mejorar la comprensión lectora, la necesidad de innovar en la sala de clase, la importancia de insistir en la lectura diaria, la preocupación por el tiempo que se pasa con los dispositivos digitales.

Entonces, ¿Cómo fomentamos las ganas y el gusto por la lectura en los jóvenes de la región? ¿Son las políticas públicas la clave?

Creo que las políticas públicas son muy importantes, porque son capaces de poner el tema en el debate nacional, de abrir el acceso a los libros a través de campañas, programas y bibliotecas, pero es una cadena muy larga de la que las políticas públicas son un eslabón. Y cada eslabón tiene su rol: los editores y la industria editorial son claves, también porque ellos son responsables de la calidad y variedad de la oferta que llega a las librerías y las bibliotecas. Luego los vendedores, y en el caso de los jóvenes, los profesores y los bibliotecarios/as, nos ayudan con su sabiduría y criterios a elegir los libros que nos llevaremos a casa.

En el caso de niñas, niños y jóvenes los padres tienen un rol preponderante: si ellos mismos leen, si crean un ambiente en que se habla, no solo de libros sino de cultura, arte, cine, noticias, ahí se fomenta la lectura desde la casa. Y ese modelo que tienen los jóvenes es muy motivante.

¿Qué tan clave es el rol de los líderes de la educación en los procesos de aprendizaje de lectura?

Clavísimo… Parece que estoy inventando palabras, pero soy extranjera, así que me lo paso inventando palabras, y así lo veo. Son los líderes de la educación los que marcan la pauta porque son sus comentarios los que aparecen en las noticias, son ellos los que pueden motivar a profesores, padres y alumnos.

A veces me preocupa que los líderes hablen siempre de déficit, que los niños no leen lo suficiente, no leen bien, etc. Ese discurso es muy limitante y convierte a los jóvenes en víctimas, en deficientes, y eso, para cualquiera es muy desmotivador. Los líderes de la educación necesitan inspirarnos a creer que somos capaces de ser grandes lectores, de hacer descubrimientos y descubrirnos a nosotros mismos a través de la lectura, y a veces siento que el debate público gira en torno a otras cosas.

¿Cuál es el gran desafío a futuro en cuanto al aprendizaje lector, el incentivo de esta práctica y lograr que niñas, niños y jóvenes tengan una buena comprensión?

Creo que el gran desafío a futuro es ayudar a todos los niños y niñas a identificar sus gustos e intereses y encontrar los textos y materiales que les permitan explorarlos. Si estamos motivados a leer todo se hace mucho más fácil: recordamos detalles, inferimos, reflexionamos, nos inspiramos a escribir nuestros propios libros.

No importa tanto lo que los críticos o los “expertos” dicen sobre la calidad de tal o cual texto. Lo que importa es encontrar temas, géneros que nos dan ganas de leer. La motivación es uno de varios factores en la comprensión lectora, pero para mí es particularmente clave, y me refiero a la motivación intrínseca que nace desde dentro, no la motivación de una prueba o una nota.

Una niña fascinada con el surf va a devorar libros sobre el surf y va a terminar ese libro y pedir otro porque el tema le importa. Por eso creo que siempre y cuando podamos, debemos dejar que los niños elijan, y si no saben cómo elegir, intentar acompañarlos y ayudarles en esa búsqueda.

¿Cuáles son los procesos y herramientas claves para potenciar el desarrollo de la lectura a lo largo de las distintas etapas del aprendizaje? Kristina Cordero será parte del II Seminario de Innovación en el Aprendizaje de la Lectura, el día jueves 19 de agosto, desde las 9.00 horas de Santiago de Chile. ¿Quieres saber más? Haz click aquí

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